Hoy me olvidé de los pies
para irme descalzo,
saltando entre las nubes,
pateando aviones.
La frente comienza a tender
a juntarse con mi espalda
como queriendo ser el reloj
que jamás usé,
para no depender del tiempo,
quizás por eso nunca acerté
con el momento exacto.
Hoy me olvidé de las manos
para dibujar tu silueta,
acariciando al viento,
alzando los sueños.
La lluvia moja mi rostro
secando así las lágrimas
... furiosas...
... silenciosas...
que alguna vez fueron mías
y que ahora brillan
como estrellas en mis recuerdos.
(FE-1997)
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