Esa fue la respuesta de mi Señora ante la consulta de un amigo, que por las vueltas de la vida y la falta de trabajo, hace poco había comenzado a vender los servicios funerarios de un cementerio, por lo cual, nos contactó.
Es cierto que el tema lo hemos discutido, pero por primera vez que escucho algo así, tan natural y transparente. Simplemente única y genial, como siempre.
Ahora más allá de los simpático o divertido que pueda parecer, al final me quedo con el sentimiento y la admiración por compartir este viaje material con un ser que entiende y que puede mirar a los ojos a la muerte.
¿Por qué tanto temor a la muerte? o ¿Por qué tanta indiferencia?
Por la incertidumbre que conlleva el concepto de la muerte para nuestra razón, por la carcel que resulta el 3D en que vivimos (para nuestra alma), donde el tiempo termina siendo como una guillotina al final del camino.
Por el desconocimiento que tenemos de nosotros mismos, siempre evadiendo nuestro silencio interior, donde realmente podremos encontrarnos y estar en paz.
La muerte no es el fin de la vida, es una parte de la vida, de esta vida, porque nuestra vida se prolongará en todos aquellos a los cuales nuestra luz los haya tocado y así seguirá propagándose.
Los invito a buscar ese silencio interior, pero sin aislarse, el cambio hay que hacerlo aquí, desde adentro, sino nuestra luz sí se irá con nosotros y ese será realmente el día donde nuestro viaje terminará.
(FE-2013)
No hay comentarios:
Publicar un comentario