Tú eres
energía en
movimiento
que me invita a
caminar,
construir,
avanzar.
Tú eres
ese silencioso
pensamiento
en voz alta
que en ocasiones
no quiero escuchar,
pero tengo que
escuchar.
Tú eres
la eterna compañera
de viajes y aventuras,
alegrías y tristezas,
aprendizajes y crecimientos,
del
acá y del más allá.
Tú eres
quien me conoce
y,
a veces,
o muchas veces,
incluso más
que yo mismo.
Tú eres
una hermosa luz
hecha mujer,
que me ilumina e inspira
en el brillo de tus ojos,
despertando
sueños y deseos.
Tú eres
creación viva
de ideas y pensamientos,
de lo simple y lo complejo,
de lo superficial y lo profundo,
de amor y ternura.
Tú tienes
manos
que
transforman
la materia,
los sabores,
los colores.
Tú eres
el puerto de mis
ilusiones,
donde encuentro
abrigo, paz y descanso,
donde puedo
ser yo.
Tú eres
la inspiración
de mis pasos,
de mis palabras,
de mi alma,
de mi ser.
Tú eres
la invitación
a ver mis oscuridades
para sanar heridas
y transformarlas
en nuevas
luces.
Tú eres
fuerza, entrega, apoyo,
cariño, alegría, lógica,
pragmatismo, compromiso,
espíritu al servicio.
Tú eres
madre
de dos hermosos
regalos de la vida,
desde el calor
de
tu transparencia.
(FE-2016)
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