La mirada distraída se pierde
en el mar de un despertar
donde van quedando ancladas
las recetas del tiempo
con los aromas eternos
a sabores de lejanos destinos.
El cielo se ha capotado
y los pies se lanzan a recorrerlo
las nubes que habían cantado
a un amanecer desgarrado
reviven las lágrimas del silencio
zapateo de lechos desnudos.
El sol siempre está iluminando
de noche y de día
el baile de planetas y cometas
buscando un beso de la luna
prometido en un eclipse
antes del primer aliento mortal.
(FE-2017)
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