El espíritu
o alma es la expresión del éter original o la fuente o la divinidad que se
manifiesta en cada uno de nosotros.
Así el
espíritu nos conecta con todos y con el todo.
A través del
espíritu nos movemos en el sin-espacio y sin-tiempo de la eterna consciencia que
dibuja los caminos evolutivos de las distintas formas de vida esparcidas en
cada plano material.
Pero lo
anterior requiere de un lenguaje común y que es la razón.
La mente
permite que el espíritu se manifieste, desde la razón, para así poder lograr
comunicarse, compartirse y despejar el camino de la compasión, inclusión y colaboración,
sendero que nos lleva a comprender y descubrir la semilla que cada ser trajo a
este estado evolutivo, desde donde surge esa búsqueda de la verdad, que va más
allá de todo proceso conocido por los métodos científicos existentes, lo cual
requiere una total liberación de la mente.
Liberar la
mente implica darle al espíritu mayor posibilidades o herramientas para expresarse, de modo de que los mensajes desde
la fuente puedan anclar su luz en cada ser y así alimentar sus semillas para el
florecimiento de una nueva consciencia o el despertar de la conciencia
ancestral olvidada en el actual proceso de evolución material iniciado milenios
atrás y que ha dejado de elevar las frecuencias vibratorias de la sociedad y
del planeta.
Este “estancamiento
vibratorio” genera que muchos seres no se sientan identificados con las
frecuencias actuales, lo que los lleva a tomar formas polares de enfrentar la
invitación y los desafíos que se nos están presentando.
2222… un nuevo
portal adimensional…
(FE-2018)
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