Un sol menguante cubrió de sombras
las calles de esta enferma ciudad,ahogada bajo una nube de progreso,
donde los bosques de edificios
transforman las miradas inocentes
en juegos de sequía y soledad.
Un sol menguante se durmió
bajo los brazos de la luna,
pequeño descanso del tiempo
para recuperar el canto perdido
en alguna vuelta por el universo
de un distraído navegar del silencio.
Un sol menguante abrazó
los rostros encadenados a las ventanas
y un frío corrió por todas las estrellas
grabando imágenes de un suspiro
que dejó huellas en nuestro aliento
para el florecer de los campos de cemento.
(FE-2019)
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