Desde el principio del origen venimos arrastrando recuerdos que parecen no ser nuestros, porque muestran formas, colores y sonidos imposibles de reproducir, son como estados de la mente, pensamientos remanentes de una realidad que quedó atrapada en los átomos de nuestras células, grabadas en un ADN etérico que todos compartimos y que genera una gran red de información y comunicación fuera de los conceptos conocidos de tiempo y espacio.
En ese viaje de redescubrirnos, llamado vida, hemos dejado de sentir nuestra conexión con la sabiduría que aprendimos en otras dimensiones para guiarnos en la búsqueda de la alquimia de los pensamientos, medio por el cual los elementos y la materia pierde el dominio de la realidad, pasando a ser sólo otro color en la paleta con la cual descubrimos en el infinito los registros de una verdad discretizada para nuestro entendimiento de y en lo que llamamos "hoy".
En la naturaleza se están mostrando muchos cambios, el mensaje es antiguo, pero el ruido de la "evolución" nos hace ir a contratiempo, una vez más, de las armonías del planeta. Sólo se habla de derechos y deberes de la sociedad humana, sobrepuestos sobre los derechos y deberes de la naturaleza. Los pensamientos de la tierra sangran por sus hijos que se han entregado a realidades virtuales que ciegan y ensordecen sus corazones, perdiendo la conexión con una luna llena que llora su soledad entre las luces de ciudades enfermas, enterradas en cemento y smog.
Como me dijo mi hija (13) cuando acampábamos en el Parque Conguillio unas semanas atrás... "las Araucarias son seres de otro planeta, que están esperando sus naves para volver a él"... la Araucaria Madre lleva casi 2000 años sosteniendo el cielo para nuestros pueblos originarios y así también lo hizo su madre, pero... cuánto más lo sostendrán para nosotros???
(FE-2020)
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