En el paso de los años una imagen se ha ido haciendo cada vez más fuerte, tanto es su presencia como en su llamado… un hombre sobre una montaña mira al horizonte donde se colorean los cinco elementos… y en el juego de los sin tiempo, resonó una melodía en la voz de la Carola “Iwoca” (tierra sin mal)… después la vi caminando en un bosque de otra dimensión o planeta o universo… y su nombre me llegó en un suspiro “Ongkwaum”... conexiones ancestrales sin tiempo ni espacio buscan manifestarse...
Así, resuena el sentido de volver la vida hacia una escala verdaderamente humana... en comunidad, basado en la colaboración, el compartir de aprendizajes, experiencias y conocimientos... en conexión con el arriba y el abajo, con el adentro y el afuera... esa mágica correspondencia o danza entre compasión y consciencia, comprensión y despertar… embriaga mis sentidos...
Los modelos políticos, económicos y sociales no dan respuestas sostenibles y sustentables, tanto a los seres vivos como a la naturaleza…
Las ciudades son guetos de consumo y el campo es esclavo funcional al progreso…
La innovación y el desarrollo sigue en la misma dirección de la explotación de los recursos naturales, directa o indirectamente, donde el valor agregado es el premio de consuelo para seguir justificando los actuales procesos productivos... extractivos…
En ese contexto, cómo dibujamos uno nuevo… que pueda mostrar otro camino, un camino que sea realmente un llamado a construir una sociedad feliz... en el aquí y el ahora... de la mente, del alma y del cuerpo…
Dejo este papel abierto como una invitación para que vayamos conjuntamente esbozando ese otro camino...
(FE-2020)
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