Los edificios bailan tratando de seguirle el ritmo.
“El que se cae pierde”, se gritan entre ellos para darse ánimo y calmar el calambre de sus entrañas.
A lo lejos un volcán se une a la fiesta lanzando fuegos de artificio, pintando de vivos colores el horizonte, llamando al mar para que también participe batiendo sus olas y así esparcir la invitación a otras tierras.
La gente pisa fuerte entre gritos y golpes de cacerolas para distraer a las serpientes.
El silencio retorna, el tiempo se reinicia, la vida y la muerte siguen.
(FE-2022)
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